En España, el número de muertes provocadas a causa de un paro cardiaco súbito asciende a unas 24.500 personas al año, de las cuales muchas de ellas tienen lugar en un establecimiento público sin que empleados, clientes ni visitantes tengan posibilidad ni cualificación técnica para asistir al afectado. Ahora, las compañías Philips Ibérica y Telefónica […]
En España, el número de muertes provocadas a causa de un paro cardiaco súbito asciende a unas 24.500 personas al año, de las cuales muchas de ellas tienen lugar en un establecimiento público sin que empleados, clientes ni visitantes tengan posibilidad ni cualificación técnica para asistir al afectado.
Ahora, las compañías Philips Ibérica y Telefónica están llevando a cabo acuerdos con determinados restaurantes y otros establecimientos de hostelería para implantar una posible solución a este problema: una columna de Rescate Cardiaco con un desfibrilador semiautomático “Philips Heartstart”, que llegado el caso podría ser una eficaz herramienta para salvar más de una vida.
El dispositivo es muy ligero (pesa tan solo 1,5 Kg) y fácil de transportar desde el local al lugar en que se encuentre la víctima y es el propio aparato el que mediante una serie de instrucciones de voz, muy claras y precisas, va guiando paso a paso todo el proceso de asistencia.
Diagnóstico seguro
Los electrodos integrados colocados directamente sobre la piel de la víctima detectan las constantes y transmiten esta información al dispositivo desfibrilador, que actúa adecuándose a las necesidades concretas de cada caso. El uso de este aparato garantiza que no sea posible provocar ningún daño al paciente, ni siquiera por error, ya que el mecanismo a través del cual se aplica la descarga no se activa si el ritmo cardiaco no es susceptible de descarga.
Además de la instalación de este aparato sanitario, el personal del establecimiento recibe un curso de formación específico que le habilita para prestar los primeros auxilios necesarios antes de que lleguen las dotaciones del 112.
En este sentido, las estadísticas sanitarias aseguran que si la descarga producida por el desfibrilador se produce en los 3 primeros minutos después de haber sufrido un ataque cardiovascular, las posibilidades de supervivencia ascienden del 5 al 90%.