A partir de ahora, los viticultores adscritos a la Denominación de Origen Rías Baixas serán los primeros –y con posterioridad los mercados internacionales– en disfrutar de la comercialización de cinco clones certificados de la variedad de uva albariño a nivel mundial. Tras 25 años de investigación, ayer martes la Misión Biológica de Galicia (Pontevedra), el […]

A partir de ahora, los viticultores adscritos a la Denominación de Origen Rías Baixas serán los primeros –y con posterioridad los mercados internacionales– en disfrutar de la comercialización de cinco clones certificados de la variedad de uva albariño a nivel mundial.

Tras 25 años de investigación, ayer martes la Misión Biológica de Galicia (Pontevedra), el CSIC y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas firmaron un acuerdo de comercialización de estos cinco primeros clones de albariño, que se convierten en los cinco primeros clones certificados de esta variedad.

Albariño es una de las variedades de uva más cotizadas actualmente para la elaboración de vinos blancos a nivel mundial pero, hasta el momento no existían ejemplares certificados. Las numerosas publicaciones realizadas por los autores en distintas revistas científicas sobre este trabajo y sobre el comportamiento concreto de estas plantas han hecho llegar al CSIC ofertas para adquirirlas desde EEUU, Australia, Nueva Zelanda o Francia, país que recientemente ha autorizado el cultivo del albariño en su territorio vitícola.

Pero según expresa el Consejo Regulador, a pesar del interés mostrado por estos países, los viticultores adscritos a la Denominación de Origen Rías Baixas serán los primeros en disfrutarlas, para lo que contarán con un período de exclusividad de cinco años en la compra de dos de los mejores clones, así como de un descuento sobre el precio de venta.

Una historia de 25 años de investigación

25 años de trabajo ininterrumpido de los investigadores han permitido llevar a cabo una laboriosa selección de ejemplares (clones) de albariño. Las primeras etapas incluyeron una amplia y meticulosa prospección por toda la geografía gallega, lo que les permitió localizar y estudiar in situ, durante varios años, casi medio centenar de ejemplares de esta variedad, de más de 200 o 300 años. A continuación se realizaron varias caracterizaciones ampelográficas (botánicas) y moleculares (ADN) para garantizar su identidad varietal.

En 1993, réplicas de los 11 mejores ejemplares fueron plantados en la parcela de la Misión Biológica de Galicia, todos ellos en las mismas condiciones de suelo y clima y sometidos a idénticas condiciones de cultivo. Se repitió el estudio ampelográfico y se emprendió un estudio agronómico que demostró sus diferencias y características en cuanto a producción (Kg de uva por cepa, fertilidad, época de maduración, tamaño de racimo…), así como de calidad de la uva y del mosto (grado alcohólico probable, acidez…).

De forma paralela se llevó a cabo otro estudio (tanto en campo como en laboratorio) sobre su sensibilidad a distintas enfermedades de la vid, lo que permitió comprobar que no todos eran igual de sensibles a enfermedades como el Mildiu, Oidio o Botrytis.

Los primeros 18 años de la investigación (1987 y 2005) han supuesto para el CSIC un coste estimado de más de un millón de euros. Entre los años 2005 y 2008, los trabajos de investigación fueron parcialmente financiados por la Diputación Provincial de Pontevedra y por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas a través de un convenio establecido entre estos dos organismos y el CSIC.

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