En poco más de cuatro años, más de dos millones de españoles han modificado su alimentación hacia una dieta compuesta principalmente por vegetales, de modo que si en 2017 ésta era una opción elegida por el 8 % de la población española, en el pasado año 2021 la cifra se amplió hasta a alcanzar el 13 % y son ya más de cinco millones quienes mantienen este tipo de dieta.

Personas que han optado por llevar un tipo de alimentación vegana —consumen productos cien por cien vegetal y ningún alimento de origen animal—, vegetarianos —incorporan también huevos, leche, queso, miel y otros productos de origen animal o flexiterianos —su base es una dieta vegetariana, pero ocasionalmente incluyen productos de origen animal—, lo que desde un punto de vista sociológico supone uno de los cambios más importantes que se hayan producido en los últimos tiempos en cuanto a esquemas generales de alimentación.

Una alimentación saludable y segura

De esta manera, lo que en principio parecía ser una tendencia de moda, en muy poco tiempo se ha convertido en un movimiento social imparable. Algunas de las personas que eligen este tipo de opciones lo hacen por motivos éticos respecto al bienestar animal, o medioambientales, pensando en el cuidado del planeta, ya que la producción de alimentos de origen vegetal supone claramente un menor vertido a la atmósfera de emisiones de CO2 en comparación con la que provoca la fabricación de productos de origen animal.

Pero también muchas personas lo hacen motivados por una preocupación por la salud, por la seguridad que este tipo de alimentación supone frente a la posibilidad de contraer determinadas enfermedades —aumento del nivel de colesterol, fomento de la obesidad, episodios cardiovasculares…—, un motivo que en estos dos últimos años se ha visto incrementado a raíz de la crisis sanitaria.

Y para reforzar este sentimiento de seguridad, nada como, además de prestar atención a nuestra alimentación, disponer de una buena cobertura de salud contratada con un seguro médico a la medida personal o familiar que nos permita, en definitiva, disfrutar de esa sensación única de poder decir “me cuido bien”.

Sostenibilidad y desperdicio

A estas razones hay que añadir también la de la sostenibilidad, desde hace alrededor de una década muy vinculada al objetivo de evitar el desperdicio alimentario, que en los llamados países desarrollados se ha convertido en un hábito peligroso para el planeta: en el supermercado compramos más de lo que necesitamos, en casa dejamos que se estropeen los alimentos, en los restaurantes pedimos más de lo que podemos comer… Sin embargo, los hábitos en cuanto a desperdicio se pueden cambiar con una serie de pequeños gestos y acciones cotidianas como, por ejemplo, usando las frutas y verduras que empiezan a madurar para la elaboración de originales y diferentes recetas de aprovechamiento.

Todo esto está dando como resultado una creciente conciencia, no solo a nivel personal sino también familiar, de modo que el porcentaje de hogares españoles que se consideran y declaran ecoactivos crece año tras año y en los últimos tres ha aumentado en seis puntos, alcanzando ya un 22 %, con un dato, además, muy optimista: son los más pequeños, los niños y niñas, quienes mayor influencia ejercen en la familia para forzar un cambio en nuestros hábitos.

Resumen
Hacia una alimentación saludable, segura y sostenible, que nos cuide bien
Título
Hacia una alimentación saludable, segura y sostenible, que nos cuide bien
Descripción
En poco más de cuatro años, más de dos millones de españoles han modificado su alimentación hacia una dieta compuesta principalmente por vegetales, de modo que si en 2017 ésta era una opción elegida por el 8 % de la población española, en 2021 la cifra se amplió hasta a alcanzar el 13 % y son ya más de cinco millones quienes mantienen este tipo de dieta.
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