Llega el verano y con él las ganas de irnos de vacaciones y despreocuparnos de la cocina. Y una buena alternativa para alimentarnos de forma fácil, segura y saludable durante la época estival son conservas enlatadas, cómodas de transportar y fáciles de abrir.
Hoy en día existe una amplia variedad de alimentos y bebidas enlatadas que ofrecen garantía de calidad y que son fáciles de abrir y cómodas de transportar. Las conservas se han convertido en una sabrosa opción ya que se pueden elaborar con ellas una gran variedad de recetas dignas de los mejores paladares incorporando a la dieta alimentos de todos los grupos: verduras, legumbres, frutas, carnes, pescados o mariscos. Para comer bien cuando las prisas aprietan en vacaciones, también existe un sinfín de platos preparados.
Los productos en conserva mantienen intactas todas las propiedades nutricionales ya que las fábricas se encuentran junto al lugar de origen de las materias primas: desde la cosecha hasta el enlatado de algunos productos apenas transcurren entre dos y cuatro horas. De este modo se mantienen las vitaminas y los nutrientes esenciales sin necesidad de añadir aditivos o conservantes. Además de la posibilidad de aprovechar parte o todo el líquido de cobertura de las conservas para no desperdiciar las vitaminas y los minerales.
El procesado de los alimentos enlatados permite su conservación durante un período largo de tiempo sin que se echen a perder. Por lo general, las latas preservan de dos a cinco años las cualidades de sabor y los niveles de nutrición, aunque suelen mantener sus vitaminas y proteínas durante mucho más tiempo. Al estar herméticamente cerradas se evita la entrada de microbios nocivos para la salud y se garantiza la inviolabilidad del contenido. Pero, además, gracias a los cómodos sistemas de apertura, el uso de la conserva es rápido y sencillo, lo que permite su consumo en cualquier espacio.
Sin refrigeración
Según la Asociación Metalgráfica Española (AME), una de las grandes ventajas que ofrecen los alimentos enlatados es que no requieren de refrigeración: mientras la lata esté cerrada puede almacenarse tranquilamente a temperatura ambiente. Al no requerir condiciones especiales de conservación son a menudo también productos más asequibles para los bolsillos y medioambientalmente más sostenibles.
Además, los alimentos enlatados pueden consumirse directamente, sin que sea necesario cocinarlos, y no requieren de más utensilios puesto que pueden ser calentados en el propio envase. De hecho, los envases de acero y de aluminio poco profundos y con gran abertura puedan utilizarse de manera segura en los hornos microondas.
Entre las múltiples cualidades que presentan los envases metálicos uno de ellos es que son altamente resistentes a los golpes y que soportan temperaturas y presiones extremas, además de ser cada vez más ligeros, lo que facilita su transporte. Hoy en día es posible elegir el tamaño de la lata en función de las raciones que se van a consumir evitando así el creciente desperdicio alimentario.
