La novela Cocinero en su tinta, del escritor peruano Gustavo Rodríguez, que fue presentada recientemente por editorial Planeta como “la primera obra de ficción peruana en retratar el boom gastronómico de la cocina peruana”, parece haber creado una verdadera batalla dialéctica en ese país. Según indicaba la reseña de Planeta, el protagonista del libro, el […]
La novela Cocinero en su tinta, del escritor peruano Gustavo Rodríguez, que fue presentada recientemente por editorial Planeta como “la primera obra de ficción peruana en retratar el boom gastronómico de la cocina peruana”, parece haber creado una verdadera batalla dialéctica en ese país.
Según indicaba la reseña de Planeta, el protagonista del libro, el argumento se refiere aun chef peruano de nombre estrafalario, Rembrandt Bedoya, que debe preparar un plato paara el evento Madrid Fusión, digno del boom gastronómico que vive el Perú. La nota editorial aseguraba, además, que la novela había sido escrita siguiendo los «consejos culinarios» del chef Pedro Miguel Schiaffino y aparecen mencionados otros chefs, como el español Ferrán Adriá o el peruano Gastón Acurio.
Surge la polémica
La polémica se inició cuando el también escritor peruano Iván Thays, utilizó la reciente edición de la novela de Gustavo Rodríguez y la reseña editorial del libro para expresar a través de su blog ‘Vano Oficio’ en el diario español El País, su opinión sobre la cocina peruana, a la que calificó categóricamente de “indigesta y que abusaba de los carbohidratos”.
Las redes se incendian
Las reacciones multitudinarias -especialmente en las redes sociales- que en Perú generó esta opinión de Iván Thays, pusieron inmediatamente la novela de Rodríguez en el ojo del huracán y su contenido quedó en un segundo plano para dar lugar, en su lugar, a una serie de ataques personales a quien había ‘osado’ poner en duda la calidad y actualidad de la cocina peruana.
Thays responde
Thays se defendía en una entrada posterior en su blog ‘Vano Oficio’: “Ayer me volví en la persona más buscada por la prensa nacional; en protagonista de las primeras planas digitales de todos los periódicos del país; en trending topic del Twitter limeño; en el blogger peruano con más comentarios en un día, casi 800 hasta donde conté; y en la persona más odiada del país. ¿Qué hice para merecer tanta bulla? ¿Maté a alguien, robé un banco, me ficharon para el Barcelona FC, me fotografiaron con Britney Spears? Peor que eso. Dije que la comida peruana era indigesta y que abusaba de los carbohidratos. Y encima no solo lo afirmé sino que cometí el pecado de ser categórico al decirlo. Y ya para echar más leña al fuego, lo hice en un blog en España”.
Incluso iba más allá, asegurando que “Si hay algo más indigesto que la comida peruana es el patriotismo de parroquia…Hagamos a Gastón Acurio Presidente, Premier y General del Ejército Peruano”.
Gastón Acurio pacifica los ánimos
Finalmente tuvo que intervenir en la polémica el propio Gastón Acurio, quien, sin darse por aludido, pedía a través de su cuenta de Twitter que dejaran de insultar al escritor Iván Thays y fueran más tolerantes con las críticas: “Una crítica es siempre una oportunidad. Para reflexionar, para cuestionarnos, para dar un paso atrás y luego avanzar dos pasos adelante. La crítica, la opinión contraria, te ayudará a ser cada día un poco mejor. Si la consideras equivocada, responde con argumentos, no con insultos. Si en cambio la consideras justa, aprovéchala, agradécela y avanza”, señalaba el chef.
Habla el autor de la novela
Por su parte, Gustavo Rodríguez, el autor de la novela en medio de la polémica, declaraba ayer mismo en una entrevista realizada por el diario local El Comercio: “Lamento el malentendido a que pueda dar lugar el post de Iván porque esta novela es un poco más que el boom de la cocina peruana. Claro, había dos planos en el post de Iván y literariamente se centraba en cuánto tiempo debe pasar para que una novela no se considere oportunista o para que una novela capte la esencia de un suceso. Pero ni bien dijo cocina peruana y mencionó sus gustos personales, el Perú se le vino encima.”