La trashumancia es una práctica ganadera ancestral, que hoy en día sigue plenamente ligada a la naturaleza, aportando importantes beneficios medioambientales, socioculturales, territoriales y económicos, favoreciendo la biodiversidad y contribuyendo a la diversificación y conservación de hábitats de muy alto valor ambiental.
Además, ha generado ecosistemas con una gran biodiversidad de la dehesa pastoreada. La diversidad de plantas en estos pastos naturales es de las más altas que se conocen —más de cuarenta por metro cuadrado—, y la prevención de incendios es otro de los grandes y desconocidos beneficios que tiene, ya que el ganado consume materia seca que es un gran combustible forestal.
En cuanto a los aspectos económicos y sociales, la trashumancia ha favorecido el sostenimiento de numerosas provincias creando riqueza en las zonas más desfavorecidas, además de permitir un gran aprovechamiento de recursos de alta calidad. Siendo un claro ejemplo de sistema de producción de agricultura familiar, resiliente y modelo de un sistema alimentario sostenible. España es de los pocos países del mundo donde se sigue trashumando, principalmente la especie Merina, la más extendida en el mundo y cuyo origen se sitúa en territorio nacional.
Museo virtual de la Trashumancia
Y ahora, de la mano del Grupo Operativo OVINNOVA —consorcio de entidades de diferentes perfiles asociadas para trabajar en torno a la trashumancia con un enfoque de acción conjunta y multisectorial— y sus entidades asociadas se ha presentado el Museo de la Trashumancia, el primer proyecto nacional que nace en formato virtual con el único objetivo dar a conocer y preservar la trashumancia y sus beneficios y relevancia en la historia, la antropología, la etnografía o la sociología.
Para su inauguración, el proyecto ha contado con las ilustraciones botánicas de Laura Velasco, quien ha representado con acuarelas doce de las flores y plantas cuyas semillas son esparcidas gracias a la Trashumancia: desde el Trifolium subterraneum hasta el Hordeum murinum. Y es que desde hace siglos, y antes de que apareciera la historia natural, los pastores eran los grandes conocedores de la naturaleza. Horas y horas de contemplación les permitieron estudiar y clasificar las plantas, los animales, crear sus propios remedios naturales para la salud de su ganado y saber dónde encontrar el mejor alimento para sus rebaños, un oficio y saber popular que durante años se ha trasmitido de padres a hijos y que hoy día es digno de preservar a través del Museo de la Trashumancia.
“Esta actividad, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y que ha generado una gran riqueza histórica y cultural, desgraciadamente se encuentra en peligro de extinción. Cada día hay menos pastores dispuestos a trasladar en las primaveras y veranos sus rebaños desde las calurosas dehesas extremeñas hasta el norte de España, y de regreso en otoño. Por ello es vital poner en valor una cultura tan rica y peculiar como la nuestra, para que sus gentes y todo lo que han aportado a lo largo de la historia, no caigan en el olvido”, comenta Tomás M. Rodríguez, director de la interprofesional del ovino y caprino, INTEROVIC, una de las entidades impulsoras del proyecto.
