Actualmente, alrededor de 690 millones de personas padecen hambre y 3000 millones no pueden permitirse una dieta saludable. El hambre ha ido en aumento durante los últimos cinco años y la crisis sanitaria está poniendo en peligro la seguridad alimentaria y nutricional de hasta 132 millones de personas más.

Además, nos enfrentamos a un deterioro de los ecosistemas y a las consecuencias del cambio climático y, sin embargo, se siguen perdiendo y malgastando alimentos. Según la FAO —Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación— este año se ha registrado un aumento de la pérdida y el desperdicio de alimentos como resultado de las restricciones impuestas a los desplazamientos y el transporte debido a la pandemia.

No obstante, sin tener en cuenta la crisis sanitaria, cada año se pierde alrededor del 14 % de los alimentos del mundo antes incluso de que lleguen al mercado. La pérdida de alimentos está valorada en 400 000 millones de dólares (355 000 millones de euros) anuales, una cifra a la que habría que añadir el desperdicio de alimentos en supermercados, restaurantes, hogares… En lo que respecta al impacto ambiental, la pérdida y el desperdicio de alimentos generan el 8 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI).

Y es que la pérdida de alimentos se produce desde la explotación agrícola hasta la venta al por menor, —excluida esta última—, mientras que el desperdicio de alimentos tiene lugar en los ámbitos de la venta al por menor, los servicios alimentarios y los hogares. Las causas pueden abarcar desde la manipulación deficiente, el transporte o almacenamiento inadecuados, la falta de capacidad de la cadena de frío y las condiciones atmosféricas extremas hasta las normas sobre cuestiones estéticas y una falta de planificación y habilidades culinarias entre los consumidores.

En pocas palabras, reducir la pérdida o el desperdicio de alimentos es una prioridad a la que podemos aportar nuestra pequeña pero gran contribución con gestos como reutilizar las sobras preparando recetas como, por ejemplo, este Pescado sobrante en escabeche suave.

Pescado sobrante en escabeche suave

INGREDIENTES

  • Medallones, filetes o lomos de pescado sin cocinar que nos hayan sobrado al preparar alguna otra receta.
  • Cebolla
  • Dientes de ajo
  • Zanahoria
  • Laurel
  • Sal y pimienta 5 bayas
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre al estragón

ELABORACIÓN

Limpiamos de espinas si fuera necesario los trozos de pescado y los salpimentamos con la pimienta 5 bayas variada, que resulta más rica en sabores.

En una sartén amplia al fuego echamos una parte de vinagre al estragón y otra de aceite de oliva virgen extra, además de un par de dientes de ajo enteros con su piel, unos aros de cebolla de buen tamaño, unos trocitos de zanahoria y un par de hojas de laurel.

Removiendo frecuentemente para que el vinagre se mezcle bien con el aceite, y sin que llegue a hervir para que no salte, dejamos que las verduras cuezan un tiempo para después añadir el pescado y dejar que se haga tan solo un par de minutos.

Retiramos la sartén del fuego y lo dejamos todo reposar, en caliente, al menos un par de horas, dándole la vuelta de vez en cuando para que coja bien los sabores.

El pescado queda hecho, confitado, suavemente escabechado y listo para consumir en frío tal cual o caliente, según gustos, con la ventaja de que conservado en la nevera dura varios días.

Pescado sobrante en escabeche suave (receta sin desperdicio)
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Pescado sobrante en escabeche suave
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