El yacimiento arqueológico denominado ‘El Beneficio’ en la localidad de Collado Mediano de la sierra madrileña constituye un ejemplo de posada romana con dependencias y estancias destinadas al viajero que recorría el itinerario XXIV de Antonino, un camino que enlazaba Mérida con Zaragoza, describiendo un enorme zigzag por la zona centro de la Península.
Desde un punto de vista cronológico y funcional esta posada romana representa el ejemplo más significativo y mejor conservado, descubierto hasta la fecha, de establecimiento aislado asociado al entramado viario de época romana de la Comunidad de Madrid.
Un yacimiento arqueológico en el que ahora el Gobierno Regional ha acondicionado el entorno y ha construido una cubierta, con el objeto de proteger los restos romanos declarados Bien de Interés Cultural en 2012. La Dirección General de Patrimonio Histórico ha llevado a cabo esta intervención, que se integra en el entorno sin afectar negativamente al paisaje ya que se trata de una solución ligera, de acero laminado y madera.
De Mérida a Zaragoza
El enclave es un conjunto arqueológico de época romana descubierto a principios del siglo pasado a raíz de unas explotaciones mineras. Está configurado por un edificio y un trazado viario asociado que, según la investigación arqueológica, parece corresponder a los restos de un mansio o mutatio, una posada asociada al itinerario XXIV de Antonino, un camino de largo recorrido que enlazaba Mérida con Zaragoza, describiendo un enorme zigzag por la zona centro de la Península.
El edificio de planta cuadrangular de 15 x 15 metros aproximadamente se articularía en torno a un espacio que ordena una serie de dependencias y estancias destinadas al servicio del viajero. Se han localizado al menos tres fases de construcción y uso fechadas entre los siglos II y VI d.C. Por las excavaciones realizadas se sabe que el establecimiento conoció una etapa de máximo esplendor en torno al siglo IV d.C. y que pudo haber sido violentamente destruido a principios del siglo V d.C. Posteriormente tuvo un uso residual acondicionado como vivienda, más tarde como necrópolis, para ser totalmente abandonada en el siglo VI d.C.
Junto al edificio, el conjunto arqueológico se completa con restos de un trazado viario, en parte empedrado, que debió dar acceso y servicio a la posada. Entre los elementos arqueológicos exhumados destacan piezas cerámicas características de la época romana y un conjunto numismático.
