Sopas de pan caramelizado con helado de café, una torrija de pan de brioche empapada en una mezcla de leche, azúcar, huevos y nata, y tostada en una sartén con mantequilla y azúcar. Todo ello recubierto de crema de almendras y caramelizada con azúcar en grano y, además, de la mano del cocinero guipuzcoano Martín Berasategui.
Las Sopas de pan caramelizado con helado de café es uno de los postres estrella de la carta del restaurante Lágrimas Negras (Madrid), el dulce más solicitado durante las fechas de Semana Santa. Se trata de una versión de la torrija tradicional, creada en 1999 por el siete estrellas Michelin Martín Berasategui, asesor gastronómico de la cadena Silken.
Tradición centenaria
El origen de la torrija se remonta a finales del siglo XV cuando empezó a elaborarse en conventos y palacios. Más tarde la torrija se convirtió en un postre casero aprovechando el pan sobrante y enriqueciéndolo con leche, azúcar y huevos.
“Miel y muchos huevos para hacer torrijas” describía el poeta Juan del Enzina, quien señalaba el plato como indicado para la recuperación de parturientas. A partir de esta cita, las primeras recetas de esta elaboración se remontan al Libro de Cozina de Domingo Hernández de Maceras (1607) y Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería, de Francisco Martínez Motiño (1611).
Ya en tiempos más recientes, en el siglo XX, las torrijas llegaron a convertirse en un plato muy habitual en las castizas tabernas de Madrid, donde se servían acompañadas de un buen vaso de vino.
Hoy en día la torrija se ha convertido en un dulce tradicional en la época de Cuaresma y Semana Santa en España. Un alimento de origen casero y sencillo, pero contundente, que suple a la carne en estas fechas en las que históricamente los católicos no podían probar este alimento.
La torrija hoy
La torrija sigue siendo el dulce más demandado de la Semana Santa y, junto a las tradicionales bañadas en vino o leche, también se elaboran las rellenas de diversas mermeladas, cremas y chocolate o las mini-torrijas. Junto a la torrija, también se demandan en estas fechas las monas de Pascua y los pestiños, éstos últimos de gran tradición en la región.
Costumbre que sigue en auge, como demuestra el hecho de que los madrileños y visitantes consumieron durante la Semana Santa del pasado año 2014 más de 3,5 millones de torrijas artesanas, dos millones de pestiños y quinientas mil monas de pascua, según datos de la Asociación de Empresarios de Pastelería Artesana de la Comunidad de Madrid (AEPA), una organización que agrupa a más de 800 pastelerías de toda la región.
